Con el tiempo le va quedando lo simple, el cual no es material, porque lo tiene en la memoria.
Ella descubrió en un rincón la tranquilidad, reconoció que con el tiempo se destruye el amor de un plástico arrugado, con la paz. Sentada en una silla de pinillo, descansando después de barrer en el patio, esperando la comida del fogón que calienta la leña, mientras mira las gallinas picotear la paja de coco que sobró de la torta que vende, el guano le acomoda, ella misma aforró de palma la comodidad. Lo simple le ha dado por años su sosiego.
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