Cada vez que paso por Jima Abajo, me encuentro la gorda vendiendo sus sabrosos pastelitos en la esquina, y de verdad que son buenos, a veces los “Tigueres” del barrio se ponen a cherchar con la gorda, cuando hay pocos pastelitos solo dicen que la pobre gorda se los come to, por el nombre peculiar de su negocito, y se sabe que la gorda de verdad es gorda, te deja pensar mucho del por qué se acaban tan rápido. No ombe, no crean; es que todos los días al pasar por Jima abajo ahí están los “Tigueres” en una esquina jartándose de los pastelitos de la gorda. (Pá después vocear que es ella que se los come to, eeh)
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