Son tantas las cualidades que adornaron esta persona, que es imposible numerarlas. Nos referimos al Dr. Sigifredo Antonio Alba Domínguez, cual nuestra generación y las que nos continuarán deben de conocer, para seguir este maravilloso ejemplo de este gran hombre de nuestro pueblo,
Nació en Hato Viejo. Sección Perteneciente a Guanábano, hoy Cayetano Germosén, un municipio de la provincia Espaillat, un dia 10 de Marzo del año 1922. Tercer hijo del matrimonio de los señores Pedro María Alba y Juanita Domínguez, ya fallecidos, sus hermanos Francisca Anadina, Alicia Abdulia, Ayda, Yefil y Osvaldo.
Estudió en sexto curso en Guanábano, bajo la directriz de la profesora Angélica de Fernández, séptimo y octavo, en Moca, siendo su profesor, Don Porfirio Guzmán. El bachillerato lo cursó en La Vega; Ingresa a la universidad de Santo Domingo, hoy universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), a la facultad de Medicina, graduándose en el año 1950 de Doctor en Medicina. En ese entonces los médicos para obtener el exequátur, tenían que ejercer 6 meses en un hospital y otros 6 meses en lo que se llama “pasantía de campo”. Hizo los primeros 6 meses en el hospital de “Pascacio Toribio” de la cuidad de Moca y la pasantía de campo en este municipio de Fantino, (La Piña), comenzando el 15 de enero del año 1951.
El 29 de julio del año 1950, casó con la prestante dama doña Consuelo Alba, con quien procreó sus cuatros hijos, a saber: Marianela, quien escogió la misma carrera de su padre, ejerciéndola en la Clínica Alba, fundada por su padre y en el hospital Luis Manuel Morillo King, de la ciudad de La Vega; Sigifredo Antonio, contable; Marisela, secretaria Ejecutiva Bilingüe y María Esther, ingeniera, todos casados y les regalaron 7 nietos 3 varones y 4 hembras.
En el año 1952 cuando La Piña fue elevada a la Categoría de Distrito Municipal, fue nombrado Síndico, desempeñando el cargo por 6 meses.
Fue presidente fundador del primer club social del Municipio, cuyo local era donde hoy funciona el club cultural “4 de julio”. Fue miembro fundador del Club de Leones local, asumiendo la presidencia de este en dos periodos, la primera en los años 1975-76 y la segunda en los años 1981-82, fue gerente fundador del instituto Tecnológico del cibao Oriental (ITECO) Presidente administrativo de la Asociación Cotuí de Ahorros y Préstamos en la sucursal de este Municipio, siendo su libreta de ahorro en dicha entidad No.1. fue miembro de la Sociedad Bibliófilos, ya que fue un apasionado de lectura. También incursionó en los deportes en la década de 1950 fue manager de un equipo de beisbol y posteriormente presidente del equipo de softbol Máximo Rodríguez. Durante 40 años fue el médico del seguro social en este municipio. Como presidente de la Cruz Roja Dominicana comité Fantino, llevó más de 42 años, por lo cual la institución le hizo varios reconocimientos y homenajes.
Hace varios años el ayuntamiento Municipal le declaró hijo distinguido del Municipio, mediante resolución. Fue un ferviente cristiano practicante siendo uno del primer grupo que hicieron los cursillos de la parroquia Sagrados Corazones de Fantino. En su ejercicio profesional fue un verdadero apostolado, pues al atender a un paciente lo que menos le importaba es que si este podía pagar o no, siendo por muchos años el único de la región.
Fueron muchos los niños que ayudó a venir al mundo, e incontables las personas que deben de su vida a un diagnostico hecho a tiempo y a un tratamiento efectivo.
Sus principales Hobbies fueron: coleccionar piezas tainas, todo tipo de antigüedades, la música tocaba magistralmente la guitarra y cantaba, fue un hombre que su temperamento afable y bonachón le hizo conquistar muchos amigos y despertó las generaciones más jóvenes de su época, ya que en todas las actividades que se realizaban participaba sin esperar recompensa alguna.
S incero y amistoso con todo por igual
I nmensa pureza reflejaba su sonrisa
G ran amor ponía al servir al que lo necesitaba
I gualable huella de bien dejaba en su andar
F irmeza y rectitud siempre en su vida había
R espiraba bondad y honradez con solo su rostro mirar
E jemplo de padre y esposo al que debemos admirar
D eber y honestidad en su vida había
O portunidad Dios le dio para servir como lo hizo.
Fue buen esposo, mejor padre, excelente profesional y un ejemplo de ciudadano.
Gracias a esta pasantía de campo hemos tenido la suerte de conocer y contar entre nuestros munícipes con un ser tan extraordinario.
Textos de revista "Voces del Cuayá", Actualizado y digitado por Timoteo Estévez
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