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22/8/11

Ya solo sabe a polvo…

“Entra a la casa, mira las paredes, mira la cama, las sabanas, no puedo comer, ni dormir, ya esto cansa, le sembramos matas de plátano, le tiramos peñones en el medio, pero eta vaina no calma, y nadie hace nada” Eso cuenta la doña.

La comida que se tapa con un plato para las moscas, ya no tiene lugar, porque el polvo se la arropa, ese polvo de la calle  da depresión, la doña se siente la lengua pesada que no puede ni escupir, ha amanecido con rabia por los carros, esos que andan como locos levantando ese maldito polvo, cada dos horas sale con su cubo y su latica, a ver si tirándole agua a la calle se aplaca. Es que nunca hacen las cosas como son, la dejan por mitad, seguro se roban eso cuarto, es que esto no sirve, si van a terminar algo, termínenlo carajo, aquí todos comen polvo, quien sabe que hará eso en el cuerpo, la hija tiene una bebé de cuatro meses de nacida, la tuvieron que mandar pá la piña, el otro pueblecito, ese polvo del diablo en San Miguel le iba a matar su nieta.

Con gran impotencia amanece en San Miguel, un lugar con nombre de Santo, ese que agarra el diablo, pero que lo ha dejado andar por su calle.

A veces se ve tan exagerado hablar de un tema, otros lo ven tan ridículo, solo porque no viven en ese lugar, y sin saber la situación hablan de algo, ridiculizando y burlando, sin nunca vivir en la manera que incomoda aquellos que la están viviendo.


Esperemos que esto se termine pronto, con la calle de San Miguel y otras más de nuestro país.

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