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3/10/16

A veces sólo prefiero que pase el momento.

Una tarde calurosa que sofocaba a cualquiera, era como un fogón. Raul salía de la finca montado en su yegua "La potranca", el calor era tan intenso que la sentía media cansada, trató de llegar rápido a la casa para amarrarla debajo de la mata de mango, pero casi llegando, La potranca disminuía la velocidad, no importaban los latigazos con el lazo, potranca no quería correr, se fue de frente por un "contén" tumbando a Raul bruscamente, pataleaba tan horrible que a Raul sólo se le salían las lágrimas, él tirado en el suelo se dio cuenta que su yegua estaba sufriendo un infarto. 



 Era como su hija, esa yegua fuerte que lo transportaba a todo terreno, esa que no era como un carro que se lleva al taller cuando se daña, era su alma gemela, la potranca que murió mientras la cabalgaba, pataleando por un infarto en la orilla.

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