Cada día se posa en su Ventana para pensar, para imaginar….
Mirando el cielo se da cuenta que tiene más preguntas que respuestas, que no llega a creer todo lo que había hecho en su vida, que no sabía hacia donde llegaría, Martin todas las mañanas se arrima en su Ventana, solo para imaginar, pensar y hasta preguntarse ¿ cuál es mi destino? Ha llorao, ha pensao tanto que se está volviendo loco, no encuentra comprender su realidad, no entiende sus pensamientos, Martin piensa en su muerte, piensa en que no le queda más que arrimarse a la Ventana y mirar el cielo, mirar las estrellas, de esa ventana vieja en el medio del campo.
Sus hijos lo aman, sus vecinos lo aprecian, un señor talentoso con un gran pasado, pero él no sabe si le quedaba futuro, porque solo imaginaba la llegada de ese día, ese día de temor para todos, porque ya había experimentado tiempos de dolor, tiempos en el cual pensó que moriría, pero sus hijos lo aman y lo cuidan, aunque él solo piensa, imagina mirando las nubes en su ventana vieja, en el medio del campo, en el día de su muerte.
Ya vio la Vieja que tanto lo amaba irse de este mundo, pensaba en ella y se preguntaba dónde estaría, él hablaba con Dios, pero nunca llegó a responderle.
Martin se arrima en su ventana pensando e imaginando en todo lo que llegó hacer en la vida, en las cosas buenas que hizo y me dijo que se dio cuenta, se dio cuenta que la juventud es el regalo más grande de Dios, que se ha dado cuenta que el trabajo hace los hombres y algunos no llegan a valorar ese regalo cuando lo tienen, pero después se dan cuenta que han “perdio” lo que nunca volverán a conseguir.
Martin Piensa también en sus hijos, que llegán a vivir en la finca, trabajando duro como él, y se alegra que no serán como Juan ni Pedro, que murieron “amachetiao” por ser los ladrones de su campo.