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“La ternura de la costumbre”

En casa de mi nueva amiga en Sierra Prieta 

Mi nueva amiga de Sierra Prieta

Mi nueva amiga me demostró  su valentía,  una niña de trece años, esa amiga que la costumbre le enseñó  a decir las verdades de lo poco que ha vivido. Su niñez  no ha pasado,  pero al igual que muchos niños tiene el conocimiento muy amplio y solo está en sexto curso.  Mientras yo hablaba con su abuela,  la doña me decía   “Que  en su vida ha conocido grandes profesionales, gente que ha estudiado hasta dos carreras en la universidad, pero que eran tan brutos como la yegua que tenía en su patio”,   “Lo bruto en  la mente, esa capacidad de dirigirse en un área intelectual de la vida y que de la vida no sabía nada. (Así lo imaginé), mientras mi  nueva amiga escuchaba la conversación  de su abuela  quiso participar del tema, la doña un poco enfadada le decía: “Mira muchacha, estas son conversaciones  de gente grande”;  Pero yo le insistí que le dejara hablar  para ver que mi amiga tenía que decir, ella comenzó hablar sobre  su difunta madre y su padre, riendo  como si fuera un chiste decía: “Yo estaba muy chiquita y  solo cinco años tenía  cuando a mi mamá la chocó una guagua, le dio tan duro que la dejó tendia en los alambres de la finca como si fuera una ropa mojá”. Fue de mi asombro  escuchar como decía con tanta gracia esa historia, entonces le pregunté sobre su padre y con una cara de pena y tristeza me dijo: “El me niega, creo que una ti mía me lo enseñó un día pero no lo vi bien, dice que yo no soy su hija  y que mi mamá era un cuero, un día un señor me dio una bola que yo iba pá la escuela y me le tiré del motor porque creía que era mi papá que me odia”.  Su abuela me decía que todo era cierto pero que a ella están cansá de corregirle que deje de estar hablando de esa manera, fue cuando mi amiga dijo: “Mamá,  usted me está criando y la quiero, yo voy a luchar por  ser profesional  y demostrarle a ese maricón  que no conozco,  que seré más grande que él pá yo negarlo si algún día lo vuelvo a ver”; La doña le gritó “MIRA MUCHACHA COÑO, DIO TE VA ACATIGAR…”  

Siempre he pensado que la costumbre es la fuerza de una familia,  y ya sabemos que la costumbre hace ley.   Mi nueva amiga, ella se está criando con su abuela y aunque vivan en una zona rural  conociéndola  me he fijado en su costumbre y pienso que algún día se convertirá en su ley. 

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